Traer a Jesús a tu cotidianidad, significa vivir en conexión con él y sus enseñanzas. Envuelve un proceso profundamente espiritual y personal de envolvimiento, comunión y expresión de su mensaje de amor, perdón y compasión. No obstante, esto pareciera no ser sencillo. Ante los retos actuales, y el estado de las cosas, seguramente te estés preguntando: ¿Podrá ser esto posible?
Podemos recordar que el mismo lo advirtió al decir: “Mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. (Mateo 11:30) Ese Yugo significa la unión con él. Y él no miente. Cuando sueltas el Ego, ese ego que te hace sufrir, y creer que es esta vida todo cuánto hay, te sientes verdaderamente libre, y en paz. Sabes que es importante vivir, porque estás aprendiendo lo que has venido a aprender, pero que hay mucho más allá de este cuerpo y esta existencia.
Hay de hecho toda una vida, todo un mundo, todo un reino, espiritual, que no pertenece a lo humano, aunque es parte de ello. Jesús nos enseñó a conectar con él espiritual, íntima y directamente, para poder tener una perspectiva más realista de todo lo demás, entre otras cosas.
Puedes comenzar a ver su vida y a entenderla, fuera de la lente del drama. Jesús, (Yeshúa), con su ejemplo nos enseñó a vivir. Nos enseñó a crear, a amar, compartir, confiar y a disfrutar. Nos enseñó los matices de la naturaleza humana y también a aceptarla. Vino a liberarnos, si, y a entregarlos la única libertad posible, la libertad del espíritu.
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